(Esta es una narración de mi viaje
por Tulum durante 4 días, de experiencias personales, información de rutas,
hostales y restaurantes que podrían ser útiles a cualquier viajero, pero
también puede servir como simple lectura. Antes de esta narración está la de Mahahual,
Bacalar y Chiapas.)
Primer día en Tulum.
Llegada al hostal y caminata.
La pareja francesa que nos dio raid/autostop* desde el nuevo
Mahahual hasta Tulum nos dejó sin saber exactamente a la altura de nuestro
hostal y frente a un restaurant llamado Huazontle
en el que ofrecían menús de comida corrida. Ellos se bajaron de su carro
rentado para despedirse de nosotros,
le dijeron a Álvaro - Tengo una hija en
Paris, tal vez nos veamos.-
Pero ninguno intercambió contactos, sólo
nombres.
Nos fuimos directamente a comer al Huazontle. Pedimos el platillo vegetariano que se llama también Huazontle
y es la rama del amaranto, según nos explicaron. No estaba mal el sabor
combinado con queso pero después de comerme la mitad me sentí hastiada de ese
sabor.
Llegamos fácilmente al hostal a las 3 de la tarde, parece
una casa normal por dentro y por fuera, una casa familiar. Los chicos que
atienden son muy amables y relajados, juegan videojuegos en el salón. Después me enteré que son voluntarios, que viven ahí cierto tiempo por
alojamiento y trabajan 8 horas.
En el segundo piso hay una terraza agradable pero con vista
a la calle, o sea la vista no se compara con la de el hostal Bambú en Mahahual
que tiene el mar al frente.
El hostal estaba bien pero un poco polvoriento y había sólo
un ventilador en el cuarto, en la noche me daba mucho calor. Por otro lado el
desayuno que dan está muy bien porque es incluido y es abundante.
Pensamos que nos daría tiempo de ir a la playa, nos dijo el
recepcionista que eran más o menos 3 kilómetros caminando hasta playas públicas
como la de playa escondida.
En el camino nos bebimos un smoothie/licuado en el lugar de
la foto,
pensamos que no quedaba mucho camino pero en realidad no íbamos ni la
mitad, además éramos casi los únicos caminando. Toda la gente se
trasladaba en bici, sobretodo los turistas.
Estábamos un poco hartos de no llegar a ninguna playa, así
que hicimos una parada en un lugar que parecía muy autentico, no nos atendían
porque el que vendía los helados estaba quemando coco, según nos dijeron,
cuando llegó a atendernos tenía un olor fuerte a coco, le pedimos un helado
artesanal de vainilla, 45 pesos.
Seguimos caminando sin saber que debíamos haber doblado antes por
otra calle, entonces llegamos la playa privada de un restaurant.
Volvimos
a ver el mapa y vimos que nos habíamos pasado de largo, así que tuvimos que
regresar por donde veníamos, debíamos doblar en el primer crucero que encontráramos
a mano izquierda y caminar como 1 kilometro más, pronto iba a atardecer así que
nos quedamos a mitad de camino en un restaurant/bar con playa privada.
Ahí Álvaro
se pidió unos tacos de arrachera y una coca, 150 pesos la orden de 4 tacos, a
mí me pareció muy caro así que no lo recomiendo, aunque a Álvaro le parecieron
muy buenos.
Yo caminé un poco sobre las rocas de esa playa viendo
iguanas y pelicanos que pasaban volando.
* "pedir aventón", "raid", "hacer dedo", "autostop", etc.
Segundo día en Tulum.
Ruinas de Coba y un regreso complicado.
Al otro día desayunamos (los desayunos se sirven de 8 a 10) y
caminamos por la avenida principal para tomar las combis que van a las ruinas
de Coba a las 10:30.
Vimos que en el camino hay varios cenotes, hay uno que está
más cerca de la ciudad, la combi cobra 20 pesos si te deja en la entrada al
primer cenote, nosotros no fuimos al cenote pero una chica bajó ahí. También
hay otro cenote que se llama cenote maya Ek Balam que se anuncia en la rotonda
que está casi llegando a Coba.
A las 11:05 llegamos a la entrada y el chofer de la combi
nos explicó que para regresar teníamos que tomar un taxi compartido (para que
no sea tan caro) o un autobús de ADO pero que tenia horarios precisos y era un
poco tarde, 15h u 16h. No tomamos mucha importancia a esa información,
después nos apañaríamos.
En la entrada del parque arqueológico están los baños, hicimos
cola para comprar los tickets de entrada, se nota desde ahí que es una zona muy
turística, incluso más que Palenque.
Las ruinas tienen cierto encanto, y son muy diferentes a las
que yo conozco en Chiapas, tienen una especie de túnel del lado derecho a las
primeras pirámides.
Son las únicas ruinas que conozco donde se rentan bici-coches
y bicicletas para conocer las ruinas. Nosotros éramos de los pocos que
caminamos el recorrido entre bicicletas y bici-taxis a través de la
selva.
No es que nos guste caminar, pero no tenemos problema. De hecho,
hay que caminar como 2 kilómetros para llegar a la pirámide más grande.
Por fin llegamos a la pirámide y es impresionante a primera
vista ver a la gente que sube y baja con vértigo porque la pirámide les parece
muy alta y empinada.
Es la primera pirámide que veo en la que la gente baja
sentada. Al principio también nosotros bajamos sentados en fila con la demás
gente, agarrándonos de un lazo que está en el medio de la pirámide, pero
después nos dimos cuenta que en esa parte las piedras están muy lizas porque
todo mundo baja por ahí, así que nos fuimos un poco a la derecha y bajamos de
forma normal sin ningún problema, como si bajara las escaleras de mi
casa.
Lo único que me extrañó del sitio fue que no habían cuadros
de información frente a cada pirámide, como lo hay en todas las otras ruinas
que conozco, y es raro porque Coba recibe mucho más turismo que las otras
ruinas que conozco.
Solo vimos como 3 pirámides y 2 juegos de pelota pequeños y
nos salimos como a la 1 porque ya estábamos hartos de caminar y teníamos
hambre. Comimos en un restaurant de afuera, los precios no eran tan altos como pensábamos
por ser un lugar tan turístico.
Álvaro pidió un platillo de cochinita pibil y yo unos
chilaquiles y un coco frío. Nos atendieron muy bien, el mesero y los
trabajadores hablaban una lengua maya.
Nos relajamos ahí por una hora, pero cuando intentamos tomar
un transporte para volver a Tulum fue imposible. Los taxis nos querían cobrar
400, y no había con quien compartir el taxi porque la mayoría iban en
transportes turísticos privados y los otros se regresaban en ADO que está
también afuera de las ruinas pero que salen aproximadamente cada 3 horas.
Cuando preguntamos en los autobuses de la ADO sólo tenían un lugar. Entonces
fuimos con un chofer de combi que acababa de llevar gente para tratar de
convencerlo de que nos regresara, pero el señor nos habló claro, nos dijo que
los taxistas no lo dejan, si lo cachan va tener problemas y le van a quitar su
dinero.
-Es como una mafia- dijo Álvaro.
Sin embargo, el chofer nos dijo que camináramos siguiendo la
carretera unos 3 kilómetros hasta llegar a la rotonda y que ahí nos subiría
cualquier taxi o autobús, lo cual era mentira (comprobamos después).
El camino a la rotonda se nos hizo eterno, había mucho calor
y no sabíamos exactamente qué tan lejos estábamos.
Cuando llegamos esperamos como 20 minutos porque ningún
transporte quería subirnos y ningún coche se detenía para darnos aventón. Llegaron a donde estábamos unos
señores mayas de la región que también estaban pidiendo raid para ir a Tulum.
Decidimos que seguiríamos caminando, pero quise hacer el
intento una última vez y un coche se detuvo, nos subió a los 4. Era un Israelita
nacionalizado mexicano, habla español aunque con dificultades, también sabe un
poco de maya que trató de practicar con el señor y la señora. No sabíamos lo
que decían pero nos sorprendió que supiera algo de maya. Por supuesto era
alguien fuera de lo común, ¿si él no nos hubiera recogido entonces quién?
Se detuvo en San Juan, un pueblo antes de llegar a Tulum,
bajó a tomar agua de coco, después de lo partieron, también le ofreció a los
señores mayas un coco, a nosotros no, pero nos convidaron de trozos de coco.
Bueno, al final de cuentas, a pesar de la caminata y la
espera, por lo menos nos habíamos ahorrado el pasaje de vuelta.
Llegamos al hostal muy cansados, fuimos al Chedraui* que
estaba cerca a comprar algo para hacernos de cenar y charlamos en la terraza
con los otros huéspedes que nos invitaron vino y cerveza. Había una chica
suiza, una italiana y un inglés muy relajados y amables, pero había un señor
estadounidense muy raro que deambulaba por la casa y era muy molesto, además
era simpatizante de Donal Trump y lo hacía notar, nos preguntamos - ¿qué hace
aquí?
Álvaro dijo - es tan ilógico como que a mí que no me gusta
el clamato visitara una fábrica de clamato.
*Chedraui es un supermercado muy conocido en México en el
que se encuentra de todo, sólo está en las ciudades o pueblos con demanda
comercial. En Mahahual por ejemplo no hay, tampoco en Bacalar por ser pueblos
tan pequeños para México.
3er día.
Tulum en bicicleta.
Desayunamos y rentamos cada uno una bicicleta en el hostal (100 pesos cada bicicleta por 24 horas). Son bicicletas sin freno manual, hay que frenar con los pedales, me costó un poco acostumbrarme principalmente porque la bicicleta me queda grande y esto acostumbrada a subirme a la bici con los pedales cuando está andando.
Nos fuimos por la carretera principal que va a Tulum,
fue un trayecto muy agradable, al principio hay que ir entre los carros y eso
no me gustaba pero después se encuentra un camino para peatones y bicis. Luego
hay un letrero que anuncia Ruinas de Tulum y hay que doblar a la derecha. Se
estacionan las bicis y hay que hacer fila entre cientos de turistas (la mayoría
extranjeros) para comprar el ticket/boleto.
Mientras hacíamos la fila Álvaro y yo discutíamos como
siempre a la vez en serio y a la vez de broma, pero esta vez empezaba de verdad
a exasperarme, sin embargo no quise pelear porque sabía que se iría mañana y después
me haría falta. En cuanto entramos a las ruinas los humos se dispersaron.
Estas ruinas no tienen la esencia que tienen Coba, Palenque,
Toniná, o cualquier otra zona arqueológica maya, pero son especiales porque
están frente al mar y porque era una ciudad importante para el comercio. Tengo
la impresión de que hay menos iguanas que la primera vez que vine que estaban
por todos lados, y sobre todo hay muchísimo más turismo.
El calor era abrazador, recorrimos todo, no es muy extenso,
después nos metimos al mar, pero como no había un baño cerca del mar sino hasta
la entrada principal de las ruinas, no pude ponerme el bañador así que me metí
con todo y ropa, no podía no meterme, el mar es increíble y las olas parecen
muy divertidas. Además permanecer mojada me ayudó a refrescarme de ese calor
tan fuerte, cuando volvimos a montar en las bicis me sequé en menos de 15
minutos.
A las 12:40 llegamos a una playa publica con palapas y
restaurantes muy caros, aquí dejo la foto del menú de bebidas, el
de las comidas ni siquiera lo vi.
Es muy notable que aquí la mayoría del turismo es
extranjero, a diferencia de Mahahual y Bacalar en los que se ve frecuentemente
turismo nacional. Por ejemplo, en el restaurante donde estamos ahora no hay
ninguna mesa con mexicanos, pues una cerveza corona cuesta 50 pesos, en euros
son apenas 2 euros pero en México en un bar normal con 50 pesos te compras dos
cervezas, en un supermercado un six puede costar 70.
Volvimos a las bicis y fuimos en busca de un cajero para
poder retirar y pagar una comida. Había un ATM frente a la siguiente playa
pública pero sólo pudimos retirar en dólares. Nota: Tengan cuidado, porque
los cajeros que están por estas playas sólo pueden dar dinero en dólares (es
muy tonto) y sé que hay personas que no se han fijado y han retirado 1000 dólares
pensando que eran 1000 pesos.
Después venimos a un restaurant llamado Megganine, pensamos
que sería muy caro porque era parte de un hotel muy nice y además tenía piscina propia, pero Álvaro no aguantaba el
hambre. Pensamos que sería muy caro, pero al ver la carta vimos que los precios
eran incluso económicos si los comparamos con restaurantes en Europa. Eran el
doble de lo normal pero la verdad es que después de probar el buen sabor
de nuestras comidas nos dimos cuenta que era barato para lo bueno que estaba. Así
que comimos a gusto y bebimos agua de piña. Los meseros eran muy amables y muy
atentos. La sopa, los tallarines y el guacamole que pedimos estaban de lo
mejor.
Después nos fuimos a la playa, no había un sólo lugar con sombra y
ya estábamos muy asoleados, así que se nos ocurrió hacer una casita con
palmeras que encontramos tiradas.
4to día.
La despedida.
Álvaro tomó el autobús Tulum-Cancún Aeropuerto a las 9 en
punto, para volar Cancún-México, México-Paris. Estuve con él en la estación de Tulum
hasta que abordó.
Me hizo reír hasta el último instante, no había forma de
estar tristes, sin embargo es un sentimiento raro, porque en realidad, aunque seguimos
en contacto por mensajes, será muy difícil volvernos a ver algún día en
persona.
- Te vas y me quedo solita - Le dije a Álvaro, sin saber lo que me esperaban las proximas 2 semanas y que experimentaría muchas cosas excepto soledad.
Regresé al hostal sola, eran las 9am, me perturbó cómo
cambiaba el hecho de ir sola a ir con un acompañante, pues ahora me echaban
piropos en la calle, no es algo agradable de ninguna forma, y aunque en la
mayoría son inofensivos, da la sensación de estar en un ambiente inseguro.
Ahora recordé que a
pesar de que amo viajar por mi país eso es algo que siempre he odiado de México
como de los países árabes.
Regresé al hostal para desayunar, hice mi maleta y volví a
la estación para esperar mi camión y tratar de no llegar muy tarde de regreso a
Mahuahual. Ahora lo que me espera es hacer un voluntariado de 2 semanas en el
hotel de cabañas Blue Kay.
No hay comentarios:
Publicar un comentario