lunes, 30 de mayo de 2016

Me indigna el racismo en China, pero también en México

El comercial de una empresa china de detergentes marca Qiaobi suscitó indignaciones a la comunidad internacional por el contenido claramente racista, que se puede ver durante los 43 segundos de duración del vídeo: 




Es claro que cada quien tiene sus propios gustos, unos prefieren morenos, otros blanco, castaños (lo que le llaman güero en México) o rubios.
     Pero este comercial asiático es evidentemente racista, porque hacen ver que el color de piel del primer chico está sucio, y al meterlo a la lavadora junto con el jabón cambia totalmente su etnia, deja de ser de origen africano y se convierte en asiático. 

El comercial pudo haber estado bien si el chico hubiera llegado lleno de tierra, mugre o alguna pintura, y después de la lavada saliera el mismo chico pero sin la suciedad. Pero la empresa china hizo apropósito el comercial de esa forma y son culpables de profesar el estereotipo de belleza inclinado hacia la piel blanca. 



Uno de los primeros en denunciarlo fue el corresponsal de El País en Shanghai, Zigor Aldama, quien difundió la noticia en redes sociales y lo calificó como “uno de los anuncios más racistas que se han hecho”. 



Analicemos la declaración del grupo cosmético Shanghai Leishang, citado por Global Times: "Nosotros sólo queríamos promocionar nuestro producto. Los medios extranjeros son quizás demasiado susceptibles" 


Vemos entonces que en realidad el comercial hubiera pasado desapercibido si no fuera por los extranjeros residentes en China que lo comunicaron. 


 Además dice la empresa: “Nos disculpamos por el daño hecho a los africanos con la difusión de la publicidad y la exagerada exposición del asunto en los medios de prensa” 


No se necesita leer más de estas declaraciones para entender que no hay una mínima comprensión del verdadero problema por parte de la empresa china. Pues el problema no es con los africanos sino con las personas de todo el mundo que tengan un poco de sentido humanista. 

Este comercial indignaría a cualquier persona progresista y humanista, fuese de la nacionalidad que fuese. 

Me viene a la mente una frase de la escritora mexicana Rosario Castellanos: 


 "Nada esclaviza más que esclavizar" 


Sus estándares de belleza hacia la piel blanca los esclaviza a ellos mismos, pues su pensamiento, como sus estándares, se encuentran limitados.  

Pero no vayamos tan lejos, pues en México los estándares de belleza siguen siendo los 'criollos'. Vemos en las telenovelas que los protagonistas son siempre 'ladinos' y aunque también son mexicanos, no corresponden a la variedad de la fisionomía del mexicano que va desde el moreno, el muy moreno, moreno claro, el blanco y el güero (castaño), además de los diferentes orígenes étnicos que pudieran tener, aunque en muchos casos ya son difíciles de reconocer, en otros no. 




Me di cuenta muy tristemente de esto cuando iba en taxi con mi tía y su hija de seis años, cuando el sol llegó a cara de la niña, dijo que le molestaba porque no quería ponerse morena. Nadie recalcó el comentario, nadie que tuviera el derecho de corregirla o desacreditar su expresión hizo nada. A mí me dejó anonadada. 

     Caí en la cuenta de que mi primita ya había sido víctima del medio social, informático y cultural que impera en México desde Chiapas a Tijuana, eso sí sin distinción. 
     Es cierto que la forma en que quema el sol en México puede ser dañina para la piel y hay que protegerse, pero en una sociedad sana el problema de los efectos del sol no radica en que 'te volverá moreno'. 

Sólo espero que la controversia e indignación que causó este comercial chino sirva para tomar un poco más de consciencia y que algo pueda cambiar al respecto en el pensamiento de cada uno de nuestros países latinoamericanos.   


Ana Lucía


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