domingo, 22 de enero de 2017

Cómo llegar a Zipolite desde Chiapas y sobrevivir a los bloqueos en las carreteras.



En resumen, para llegar de San Cristobal Chiapas a Zipolite hay que comprar un boleto de ADO u OCC a Pochutla, Oaxaca, por aproximadamente 380 pesos, el precio varía dependiendo el día que lo compres y la disponibilidad de asientos. El trayecto dura aproximadamente 10 horas (si no hay bloqueos en las carreteras).

Una vez pasando por Huatulco en menos de una hora se llega a Pochutla, es posible que el chofer te permita bajar en el crucero donde pasan los transportes para ir a Zipolite pero lo más seguro es que debas bajar hasta la estación si tienes maletas documentadas.

Hay que esperar del lado correcto de la carretera, y preguntar a los taxis compartidos o camionetas que pasan si van a Zipolite, y en una de esas te subes. Cobran 15 pesos por persona y te pueden dejar en cualquier parte de la calle principal que desees.
Recomiendo bajar en "A Nice Place On The Beach" porque es centrico, los taxistas deben conocer. Al lado de ese lugar está Circo Sativa Hotel, el lugar donde me hospedé, pero los taxistas no concocen. 
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En teoría debí llegar en máximo 12 horas, pero el viaje se complicó debido a los bloqueos de protestas en la carretera y en total mi trayecto fue de 24 horas.  

Mi experiencia fue exactamente esta:

Estaba en San Cristóbal el 10 de noviembre haciendo un examen de francés que duró 5 horas. 
Mi plan era irme a las playas de Oaxaca terminando el examen, así que cogí el autobús de OCC que salía a las 19:15 desde San Cristóbal de las Casas (Chiapas) hasta Pochutla (Oaxaca), por 362 pesos gracias a la compra anticipada de dos días. 

Se suponía que el autobús llegaría al amanecer a Pochutla, es decir, que pasaría más o menos 10 horas en ese autobús.

Abordamos todos los pasajeros a tiempo en San Cristóbal, por suerte el autobús no iba lleno y tenía dos lugares para mí sola, supuse que me sería más fácil dormir.
Una hora después se llega a la primera parada,Tuxtla Gutiérrez, ahí entraron pocas personas y el autobús estuvo detenido al rededor de 10 minutos mientras los pasajeros veíamos una película que fue pausada por la OCC para darnos un mensaje a través de las bocinas:

"Les informamos que hay un bloqueo en la carretera a Huatulco por lo que al llegar a Salina Cruz nos vamos a detener hasta recibir nuevos informes."


Nadie manifestó nada, ni cuestionaron al chofer cuando regresó al autobús.
En ese momento supe que iba ser la misma historia de siempre, tenía que pasar caminando algún bloqueo y mis vacaciones en lugar de descansar y divertirme se volverían trabajosas.

  Ya me imaginaba caminando por la carretera saber cuantos kilometros (como la primera anécdota que escribí en este blog). 
Entonces consideré bajarme de una vez en Tuxtla y cancelar mi viaje a Oaxaca, pero por otro lado me proyecté disfrutando de la playa en menos de 24 horas a pesar del bloqueo,
así que nada, me quedé sentada en mi asiento sin poder dormir hasta que a las doce de la noche llegamos a Salina Cruz,
el autobús se detuvo dentro de la estación OCC, sin decir nada el chofer bajó y lo perdí  de vista. 
Absolutamente todos los pasajeros dormían menos yo. En el asiento de al lado había una pareja de extranjeros que estaban totalmente privados y que ni siquiera habían entendido el mensaje acerca del bloqueo.

Como no tenía datos de internet bajé a la estación para buscar un wifi gratis y conectar mi teléfono. Por fin me conecté empecé a averiguar cuál era el motivo del bloqueo.
Se trataba de un grupo de manifestantes por la defensa de los derechos indígenas (Codedi) que bloquearon el desvío a Zimatán en la región costa de Oaxaca, impidiendo el tránsito para exigir al gobierno de Oaxaca apoyos para viviendas, según las noticias que encontré en Facebook. 

Pasamos toda la noche en el autobus, era impresionante ver cómo la gente dormía placenteramente y yo parecía alma en pena buscando una solución porque este bloqueo iba para largo. O me regresaba a Chiapas de una vez o hacía lo que fuera para llegar a la playa.

A las seis de la mañana la gente comenzó a despertar y a preguntarse por qué seguíamos varados en Salina Cruz. Les empecé a explicar lo que había investigado y nos pusimos de acuerdo para hablar con el chofer, pero como no estaba fuimos a ventanilla, por fin acordamos con la empresa que nos llevarían lo más cerca del bloqueo y que cruzaríamos caminando, agarraríamos otro transporte que nos llevara a la OCC de Huatulco y en Huatulco nos conseguirían otro autobús para llevarnos a nuestros destinos.
Ya no éramos el único autobús detenido, habían otros tres, mucha gente inconforme, la mitad eran turistas. 

Por fin la OCC a las 8 de la mañana acordó que nos llevarían a todos en un solo autobús (el mío por suerte) y nos dejarían en el bloqueo. La verdad fueron muy considerados en solucionar el problema a pesar de que no era culpa de la empresa. 

Entonces pasaron a las otras personas a mi camión y conocí gente de muchas nacionalidades la mayoría eran mujeres, sólo iban dos hombres con sus parejas, unas chicas españolas, una italiana, una argentina, muchas señoras mexicanas que viajaban a sus casas, además de la pareja que no hablaba español, de Australia.

A las once de la mañana, una vez en el bloqueo bajamos del autobús con nuestras maletas, éramos un grupo más o menos de 20 jóvenes caminando juntos para pasar el bloqueo, era muy gracioso porque éramos los únicos caminando, todos los demás eran personas que esperaban fuera de sus carros y la mayoría eran choferes que tomaban sombra en hamacas instaladas debajo de los tráilers y uno de los choferes dijo en voz alta:
"¿y ustedes de dónde salieron?" (ja ja)
Había un trailer con logotipo de la cerveza Corona, obviamente pasamos saboreándonos porque el calor estaba al máximo y ya nos empezábamos a tostar la piel por nada, sin ni siquiera haber llegado a la playa.
 

 

No caminamos más de dos kilómetros y por fin llegamos al tramo donde unas 30 personas hacían su labor de "bloqueadores" formados con palos y machetes mientras miraban cómo cruzábamos caminando por las línea de piedras que habían puesto.


A penas pasamos las piedras del bloqueo un buen señor nos preguntó "¿van a Huatulco?", era un chofer de una camioneta de transporte público. 
Por suerte éramos los primeros en llegar y encontramos lugares para todos, los 20 en una camioneta, fue muy gracioso, el señor colgó todas las maletas en la parte de arriba amarradas con lazo. 

 

Subimos y por fin sentimos el viento entrar por las ventanillas gracias a la libertad de tránsito que nos esperaba de ahí para adelante. 

El señor de la camioneta nos cobró 20 pesos a cada uno por llevarnos hasta Huatulco, una hora de carretera que pasó muy rápido.

A las 12 de la tarde nos dejó exactamente en la OCC de Huatulco y esperamos que llegaran los demás pasajeros para que nos asignaran otro autobús mostrando únicamente el mismo ticket que teníamos.

Charlábamos entre todos los pasajeros hasta que se dirigieron especialmente a mí:

- Tú eres mexicana, ¿verdad? ¿Sabes por qué las autoridades permiten que 30 personas bloqueen a tantos carros y especialmente a tráilers? pues es de suponer que esos tráilers surten las tiendas en Oaxaca.  

- Es primera vez que vengo a Oaxaca, pero sé que han habido problemas este año, incluso muertos y balaceras. Lo mismo pasa en Chiapas, el problema es que cuando los policías tienen órdenes de intervenir siempre se arman las peleas y el resultado: 
        Salimos en noticias internacionales, y claro, las autoridades quedan en mal porque derechos humanos se les vienen encima. Sobre todo en este caso que eran manifestantes por los derechos indígenas. - les contesté.

Nos asignaron un camión de segunda clase, esta vez un señor borrachito se sentó al lado mío y le convidé de mis galletas. 

Le grité al chofer
- En Pochutla voy a bajar, por favor
- Si va a Zipolite o Mazunte los dejo en la carretera para que tomen su otro transporte.- me contestó el chofer.

Bajaron conmigo el grupo de chicas españolas y la pareja australiana, las españolas se fueron para Mazunte y yo cogí un taxi a Zipolite con los chicos que hablaban inglés, en el taxi también iba una señora platicando con el chofer.

Por fin se nos iluminaron los ojos cuando vimos la playa mientras pasabamos por un pueblo.
- ¿Aquí es Zipolite? - pregunté al chofer.
- No, es Puerto Angel. - me contestó
y después de dejar a la Señora en lo más alto de Zipolite nos llevó a nosotros
- Son quince pesos cada uno, los puedo dejar donde gusten, esta es la calle principal.
- ¿Nos puede dejar más o menos en el centro?
- Esta es la calle principal, no hay más
- replicó el chofer del taxi que se mostraba muy amable.

Cuando leímos  "A Nice Place On The Beach" supimos que debíamos bajar ahí.
 
Y aquí estoy, por fin, super cansada, quemada de sol, con tenis y de manga larga frente la playa, en el restaurant de "A Nice Place On The Beach" pidiendo algo de comer.

Mi primera impresión fue:
Por qué no hay gente desnuda en Zipolite? Parece una playa pública muy normal.
                      ¡Menos mal!

Pero continuaré mi experiencia en Zipolite en la siguiente publicación.