Después de
pasar dos días y una noche en Bacalar, nos dispusimos a ir a Mahahual porque
nos habían hablado mucho de ese lugar de playa paradisiaca.
Compramos el
trayecto directo. Bacalar-Mahahual 80 pesos c/u en ADO, esperamos una hora y
abordamos a las 15:20 a una combi de la ADO con clima.
Desde que
empezamos a avanzar el chofer hizo paradas para subir a más personas sobre las
calles y sobre la carretera porque la combi no iba llena.
- ¿Puedo
dejar aquí mi machete?- Preguntó un señor cuando subió al transporte.
Le pedí al
chofer que nos bajara en Blue Kay,
era el primer hotel a la entrada de Mahahual, así que nos ahorramos la
caminata. El Blue Kay parecía muy
agradable, estilo playero, con arena en la recepción, lo que indica que se está
justo en la playa, nos hubiera encantado pasar ahí la noche pero nos dijeron
que sólo había una cama disponible. Debimos haber reservado por booking.
Caminamos
sobre la calle principal o malecón, había mucha gente, turistas, vendedores de
artesanías, masajistas, fruteros, y el carrito de marquesitas, hasta que
llegamos al hotel Bambú, creo que hay máximo tres dormitorios, la cocina está
muy bien, pero es pequeña, pero por 180 pesos la noche no estaba mal.
Ya el sol
estaba poniéndose, eran las seis de la tarde, horario de Quintana roo. Y nos
fuimos a la playa en frente del hostal Bambú para remojarnos por primera vez en
aguas del Caribe mexicano. Para Álvaro era un sueño muy lejano que se hacía
realidad, y para mí, bueno, nunca imaginé que el paraíso pudiera estar en
México.
Nos compramos un coco, costó 35 pesos y lo
disfrutamos mucho, frente a la playa.
Nos compramos un coco, para Álvaro era la primera vez que comía un coco entero y que veía cómo lo abrían con machete. Nos costó 35 pesos y lo disfrutamos mucho, frente a la playa.
En el hostal
nos aconsejaron el restaurante Don
Fernando, parecía muy bueno, pero no había más lugar. Encontramos taquería
el katrachito, al menos tenían
opciones vegetarianas como torta vegetariana y burrito vegetariano, pero por el
mismo precio puedes comer un pedazo de Pizza
Metro, o incluso por menos una rica empanada en el ñam ñam.
La noche es un poco ruidosa en este hostal, los huéspedes pueden
poner música fuerte hasta la una o dos de la mañana, esa fue lo que nos molestó
un poco.
2 día en Mahahual, domingo 12
Decidimos
que este lugar nos gustaba, y el hostal no era caro, podíamos quedarnos otra
noche y así disfrutar todo el día sin ninguna presión. ¿Quién diría que yo me
quedaría 2 semanas más?
Rentamos a
100 pesos unos esnorkels en el hostal y nos dirigimos a la playa del hotel Blue
Kay porque nos aseguraron que era la mejor y que tenía buenos arrecifes.
Caminamos por todo el malecón, Álvaro iba buscando entre las artesanías suvenires
para llevar a Europa cuando regresara. En el camino nos encontramos a Oscar, el
chico español que habíamos conocido en Bacalar, nos dijo que conoció unos
chicos argentinos que harían un voluntariado en Blue Kay y que el hotel les
daría dormitorio. Se me ocurrió preguntar un poco más al respecto.
En la playa del Blue Kay se
pueden utilizar los camastros mientras consumas algo. Álvaro sólo quería leer y
estar en el sol, yo me metí al mar por horas con los esnorkels para ver a los
peces, me di cuenta de que los peces nadaban sobretodo cerca de unas piedras y
me entretuve bastante observándolos, muy cerca de la orilla de la playa, pues
no es necesario meterse tanto para ver lindos peces y hasta mantarrayas, entre
las rocas vi también que había un conjunto de erizos, me dio nervios verlos,
nunca había visto antes, ni sabía qué eran, pero me imaginé que no eran buenos
y que no debía tocarlos, luego me enteré que sí te pinchan duele mucho por días
enteros. Nos bronceamos demasiado ese día.
A las 2 de la tarde buscamos un lugar para comer langosta,
este plato que se ve en la imagen nos costó 300 pesos.
Después me
dispuse a ir al Hotel Blue Kay para preguntar sobre el programa de voluntarios,
me dijeron que habían 14 voluntarios en ese momento, pero quedaba una cama
disponible en los dormitorios y que podría empezar el viernes pues todavía debo
ir a Tulum para seguir viajando con Álvaro y despedirnos el 16 de febrero.
A las 17:30 volvimos a ponernos el bañador. A esta hora el sol no quema y aunque hay viento un poco frío el agua está a temperatura ambiente. Otra vez nos entretuvimos viendo y persiguiendo peces.
En la noche
hicimos nuestra cena en la cocina del hostal aunque era muy difícil coordinarse
con los otros huéspedes que también estaban cocinando. La gente en el hostal
tomó e hizo ruido toda la noche hasta las 2 de la mañana, es raro que se
permita eso en un hostal pequeño. Nosotros nos fuimos a dormir desde las 11,
estar en la playa nos relaja tanto que nos da sueño muy temprano.
3er día en Mahahual. Nos vamos.
Nuestro plan
era pasar a un cajero para retirar dinero y poder pagar nuestro pasaje a Tulum.
Preguntábamos con la gente del pueblo dónde podíamos encontrar un cajero y nos
daban indicaciones, pero cuando llegábamos veíamos que estaban sin servicio,
entonces volvíamos a preguntar a las personas por un cajero que sí sirva
– Ah, que
sirva no hay, tiene que caminar o tomar un taxi hasta el hotel Maya Inn que
está fuera del pueblo.
Como
teníamos las maletas, decidimos tomar un taxi, Álvaro estaba estresado porque
pensaba que ya no tendríamos dinero, me echaba a mí la culpa porque no quise
sacar dinero en Bacalar.
Llegamos al Maya
Inn, dentro hay un cajero de Santander. Por fin saqué dinero.
Regresamos a
la carretera para esperar algún transporte, pero no pasó nada durante cinco
minutos hasta que por el mismo camino del hotel Maya In pasó una manada de
coches de golf pero para turistas que se dirigían a Mahahual, ese es el turismo
rico, nos dijimos, eran los turistas que bajaban de los cruceros que llegan a
Mahahual. Exactamente atrás de ellos pasó un coche que iba a girar hacia donde
estábamos y se detuvo para preguntarnos a dónde íbamos. Pensaron que estábamos
pidiendo Stop/a dedo, nos hablaron en inglés pero les escuchamos un acento y
les contestamos en francés que íbamos a Tulúm. Así fuimos por tres horas
charlando muy agradablemente con Brigette y Pascal sobre sus viajes y otros
temas en común.
En realidad
tuvimos mucha suerte, porque luego me enteré que el trasporte pasa en horarios
determinados y que la mayoría te bajan en limones y ahí hay que esperar como
tres horas para que pase otro que te lleve a Tulum.
Nos dimos
cuenta de que llegamos a Tulum porque vimos mucho turismo y franquicias.
¡Llegamos a
Tulum!
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