Viernes 21/Agosto/2015
Hace dos semanas, el 7 de agosto volvía de
Méxido D. F. a Chiapas, todo el trayecto fue perfecto hasta que tomé la
carretera Tuxtla - Comitán. Iba cómodamente en una combi de las sprinters, en
mi lugar favorito, cuando más o menos a dos kilometros de la entrada a Teopisca
nos hicieron bajar, debido a que unas cuantas personas (5 apróximadamente)
resguardaban un bloqueo con palos sobre la carretera, lo que impedía el paso de
los autos que ya se habían afilado a lo largo de otro medio kilometro. Pensé en
no perder más el tiempo y me dispuse a caminar junto con otra chica que iba en
la misma combi. No sería mucho el tramo ya que otras veces me había pasado y nunca caminé más de dos kilometros, sin embargo sería mejor ir acompañada, ella era una muchacha de mi edad, pero llevaba una falda pegada, al parecer tenía que
llegar a una reunión. Entre los carros que esperaban había, a la mitad de la fila, un camión de
militares, al principio pensé que eso era una buena señal, tal vez ellos harían
algo y quitarían el bloqueo, también me dio cierta seguridad porque dije
"si nos tratan de hacer cualquier cosa ellos nos ayudarían". Después
sentí las miradas indiscretas y libidinosas que aventaban sobre la chica que
caminaba conmigo, y supe que los militares no serían ningún apoyo en cualquier
caso. Pasamos la parte en la que, se suponía, estaba el bloqueo, frente a ellos
se encontraba otro carro de militares, pensé que estaban tratando de convencerlos
para que los dejaran pasar, pero vi que, al contrario, estaban de lo más
tranquilos. No entendí qué pasaba. "¿Por qué cinco personas bloqueaban el
paso a cientos de carros? y ¿por qué los militares estaban tan a gusto
esperando sobre el bloqueo?"
"Muy contentos están los militares de que
no los dejen pasar" comenté en tono gracioso a mi acompañante, para romper
el hielo. Ella me comentó que venía de
Ocosingo y que ahí también habían bloqueos, de hecho estaban cobrando 200 pesos
por vehículo para poder pasar.
Para nuestro asombro tuvimos que caminar mucho,
el sol me quemaba y la maleta me pesaba en la espalda, pero sobre todo me
preocupaba mi rodilla derecha que se me lastimó el año pasado, desde entonces
estoy cuidándome en exceso para no volver a recaer, definitivamente lo que
menos quería era volver a usar bastón o volver a estar en cama por el dolor e
inflamación que me causaba la rodilla y toda la pierna. Pero no quedaba más,
teníamos que caminar, y yo cargando mi maleta que había llevado desde D. F.
hasta ahora sin ningún problema.
No pasaba ningún transporte, ni moto taxi ni
nada, y había mucha gente caminando. Caminamos más de dos kilometros, por fin
pasó una combi con pasajeros y pedimos que nos subieran, era una combi de
Teopisca, no nos dijo nada, ni cuánto nos iba a cobrar ni hasta donde nos
llevaba, a pesar de que yo le preguntaba él no contestaba. Llegamos al centro y
nos pidió que bajáramos, nos cobraron 10 pesos a cada uno, cuando apenas nos
habían trasladado de la entrada de Teopisca al centro. Le preguntamos qué combi
tomábamos ahora, si ahí era el bloqueo o qué. Nos dijo "aquí adelantito".
Caminamos dos cuadras y no veíamos nada, la gente nos informó que debíamos
caminar más. Yo me preocupé porque si teníamos que seguir tomando combis me iba
a quedar sin dinero, llevaba justo para llegar a Comitán. Caminamos todavía
más, hasta la otra entrada de Teopisca, por la salida de Amatenango. Mi pierna
no me había dolido, traté de caminar lentamente. En cada calle que pasábamos la
chica de falda era acosada con piropos por la gente de Teopisca. A mí me sacaba
de quicio y estuve a punto muchas veces de levantar la voz y reclamarle a la
gente, para que respetaran, eso hubiera hecho si me hubieran dirigido a mí esas palabras morbosas, pues ya es bastante pesar tener que caminar todo el pueblo,
quemándonos de sol, sin los zapatos adecuados, y sin saber qué tanto más había
que caminar, como para que además la gente se aliara para hacernos el trayecto
más intolerable. Pero como noté que ella no se inmutaba por nada me abstuve de contestarle a la gente. Además
no estaba en mi pueblo, no sabía qué tipo de gente eran, tal vez eran de los
mismos que bloqueaban. En fin, caminamos hasta Amatenango, a trevés de carros,
camiones y trailers varados. Hasta que un chofer fuera de su combi nos preguntó
si íbamos a Comitán, por un momento desconfié, nos habían molestado tanto que
pensaba que también eso era una incitación más a mi enojo. Pero vi que dentro
de la combi ya habían algunos pasajeros, entonces subimos. Esperábamos a que
arrancara la combi cuando pasó el señor de los bonice y todos en la combi
compramos uno. "A cuanto el pinche bonice" gritó uno de los
pasajeros.
Al llegar a Comitán, leí en los periódicos que
los bloqueos en Teopisca se debían a los transportistas que se manifestaban
contra los transportes piratas, pero me pareció extraño porque cuando es así,
yo he visto que las combis llevan letreros en ellas. Pero esta vez el verdadero
motivo era que muchos pueblos y comunidades están inconformes con los
resultados de las elecciones pasadas, tal como pasó en Tuxtla, pero la gente de
pueblos y comunidades lo enfrentan de formas más radicales, debido en parte a
la falta de educación, por lo tanto, a la falta de herramientas para enfrentar
el problema. En gran parte también se debe a la desesperación y la pobreza.
También me enteré de algo que me dio en verdad mucha tristeza, y es que asesinaron en D. F., precisamente el día que yo viajé para allá, a una comiteca: Nadia Vera, hija de la poeta Mirtha Luz Pérez. Nadia vivía en Veracruz, cuando tuvo que huir de ahí junto con el fotoperiodista Ruben Espinoza, porque habían recibido amenazas. "¿De qué se trata?" Me pregunté, indignada porque sabía que al igual que otros asesinatos en México, feminicidios y abusos de toda clase, no serían resueltos.
Vi en internet que se estaban haciendo diversas
manifestaciones pacíficas (que no obstruían las carreteras) en diferentes
países, debido al asesinato de Nadia, Ruben y tres chicas más. Pensé que en
Comitán se estaría haciendo también algo pero me desilusioné, porque no era
así. Me puse en contacto con algunas personas para ver si organizábamos algo,
tal vez por lo menos una mesa de reflexión acerca de la violencia en México,
pero los encontré bastante desanimados, me comentaron que la primera parte del
recorrido de procesión de Nadia fue tipo manifestación, tal vez por el hecho de que Nadia era
activista, pero mucha gente que iba caminando con ellos, al verse relacionados
en eso, se salieron de la marcha por temor al "qué diran" si los
veían ahí.
La sociedad comiteca es conocida por ser algo culta, si tomamos en cuenta que en Chiapas el nivel de educación es baja y, sin embargo, en Comitán se conserva todavía la cultura, que tal vez se ha heredado de los abuelos, porque en sí, de verdaderos eventos culturales actuales somos carentes. Sin embargo se conservan todavía los prejuicios y tapujos de otros tiempos, el "que dirán" reina todavía dentro de toda familia de origen comiteco.
Además las personas estaban pensando en la feria "mira a la gente - le comenté- nadie está afectado por la muerte de Nadia, no me parece justo".
La sociedad comiteca es conocida por ser algo culta, si tomamos en cuenta que en Chiapas el nivel de educación es baja y, sin embargo, en Comitán se conserva todavía la cultura, que tal vez se ha heredado de los abuelos, porque en sí, de verdaderos eventos culturales actuales somos carentes. Sin embargo se conservan todavía los prejuicios y tapujos de otros tiempos, el "que dirán" reina todavía dentro de toda familia de origen comiteco.
Además las personas estaban pensando en la feria "mira a la gente - le comenté- nadie está afectado por la muerte de Nadia, no me parece justo".
Días después mataron por la espalda a un joven
de 28 años, padre de familia, que se encontraba trabajando un camión fuera de
su taller mecánico. Así, cada semana se han suscitado asesinatos en los
alrededores de Comitán, los cuales no quiero recalcar porque los periódicos
están llenos de algunos ellos.
Ya estamos a 21 de agosto y siguen los bloqueos
en Chiapas, ahora son en otras comunidades, los habitantes de San Juan Chamula
fueron primero a manifestarse a Tuxtla Gutierrez, frente al palacio de gobierno y, al no ser escuchados, se pusieron agresivos y quebraron los cristales del
edificio; han estado bloqueando las
carreteras desde entonces al no recibir respuesta. No solo ellos, también en
comunidades de las carreteras viejas, tal como la carretera de la Angostura.
Motivo por el cual hay quienes, pensando que en la madrugada no encontrarían
bloqueo, viajan a mitad de la noche y les va peor. Como pasó este 19 de agosto
con 30 pasajeros de la OCC que salieron de Tuxtla a Comitán, el chofer decidió
irse por la carretera de La Angostura para evitar el bloqueo de los habitantes de Juan Chamula
pero ahí fueron detenidos por otras gentes armadas de palos y piedras que
pedían una "cooperación forzada". Si no les daban dinero, amenazaban
con romper los cristales y lastimarlos. Por suerte no pasó a más, sólo querían
dinero.
Esta semana se perdió Yango, el gato de mi hermana.
Cuando fuimos a pegar en los postes de cada esquina la foto del gato enmarcada
en la parte de arriba con un grande "se busca" y en la de abajo
"recompensa" y en los lados la suma de 500 pesos, la gente nos veía
como preguntándose de qué trataba ese letrero, tal vez algo importante, tal vez
una persona perdida, tal vez un trabajo. Comitán no es como Tuxtla Gutierrez,
que en cada poste hay hasta 10 anuncios pegados, de trabajos inciertos, de
gente desaparecida, uno que otro perro, pero hasta eso, ningún gato. También
pegamos un anuncio a color en la puerta de la casa, y por la ventana llegué a
escuchar comentarios curiosos, se reían de que ofreciéramos tanto dinero por un
gato: "Hay que buscar ese gato"
Pensándolo bien, es a cierto grado ridículo
preocuparse tanto por un gato que apenas tenía cuatro meses de existencia e
invertir tanto tiempo e incluso dinero en él, dinero que en caso de pagar la
recompensa existiría hasta fin de mes.
Es ridículo cuando lo comparamos con otros
problemas sociales de verdad preocupantes, sin embargo era nuestro gato y no
podíamos quedarnos sin hacer nada por intentar encontrarlo, era un gato
simpático.
Sin embargo, agosto todavía no termina, tal vez las personas
que bloquean sean atendidas, tal vez no, tal vez siga el amarillismo en los periódicos,
tal vez no, tal vez aparezca mi gato, tal vez...
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